HISTORIA MILITAR / 435º ANIVERSARIO DE ALCÁNTARA
Te contamos en «directo» la batalla en la que los Tercios españoles aplastaron y conquistaron a Portugal
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Día 25/08/2015 - 09.36h
13.6.1580-27.7.1580
En los dos meses siguientes, el Duque de Alba toma varias ciudades portuguesas sin apenas combatir. Su mera presencia y la de los Tercios tras de sí es factor suficiente para desmoralizar a los lusos, que se dan por vencidos antes incluso de recibir un arcabuzazo.
Por el contrario, el ejército de Felipe II se enfrenta a enemigos más peligrosos como las epidemias (un extraño «catarro» que se llevó a la muerte a decenas de soldados, según narra William S. Maltby en su obra «El Gran Duque de Alba»), la falta de moral de sus hombres debido al calor, y el abrupto terreno que hizo que muchas carretas de bueyes acabasen destrozadas sobre la tierra. Sin embargo, se mantiene estoico con un solo objetivo: llegar hasta Lisboa para enfrentarse al Prior.
En los dos meses siguientes, el Duque de Alba toma varias ciudades portuguesas sin apenas combatir. Su mera presencia y la de los Tercios tras de sí es factor suficiente para desmoralizar a los lusos, que se dan por vencidos antes incluso de recibir un arcabuzazo.
Por el contrario, el ejército de Felipe II se enfrenta a enemigos más peligrosos como las epidemias (un extraño «catarro» que se llevó a la muerte a decenas de soldados, según narra William S. Maltby en su obra «El Gran Duque de Alba»), la falta de moral de sus hombres debido al calor, y el abrupto terreno que hizo que muchas carretas de bueyes acabasen destrozadas sobre la tierra. Sin embargo, se mantiene estoico con un solo objetivo: llegar hasta Lisboa para enfrentarse al Prior.
Ficha
Las tropas que partieron hacia Lisboa. Aunque se desconoce el número exacto de soldados que partieron junto al Duque de Alba, se hace una primera estimación (ofrecida el catedrático en Historia Enrique Martínez Ruiz en su obra «Los soldados del rey») de 23.900 soldados de infantería, unos 1.300 a caballo y 57 piezas de artillería.En lo que respecta a la infantería, el ejército del Duque de Alba abandonó la patria con (aproximadamente) los siguientes soldados:
1-Tercios de infantería española. 16.200 hombres.
Tercio de Nápoles.
Tercio de Lombardía.
Tercio de Rodrigo Zapata.
Tercio de Martín Argote.
Tercio de Luis Enríquez.
Tercio de Antonio Moreno.
Tercio de Gabriel Niño de Zúñiga.
Tercio de Pedro de Ayala.
Tercio de Francisco Valencia.
2-Tercios de infantería italiana. 4.200 hombres.
Tercio de Próspero Colonna.
Tercio de Carlos Spinelli.
Tercio de Carlos Caraza.
3-3.500 infantes alemanes del regimiento de Don Jerónimo Lodrón.
Además, el Duque de Alba seleccionó un reducido grupo de caballería para la contienda con el objetivo de abaratar el coste de la campaña (pues es más caro alimentar a un hombre y a un animal, que únicamente a un infante). Así pues, salió para Portugal 12 compañías de Guardas Viejas de Castilla (846 jinetes) y 7 compañías de caballos ligeros (otros 400).
Finalmente, movilizó 57 piezas de artillería entre cañones de gran calibre, medios cañones, medias culebrinas, falconetes y esmeriles.
En cuanto a los oficiales, el Duque otorgó el mando de la caballería a Hernando de Toledo (su hijo) y a Francés de Álava el de la artillería. Como «maese» de campo general, el líder estableció a Sancho Dávila con el objetivo de organizar los lugares en los que «se hubiera de alojar, estar y residir toda dicha infantería y caballería en cualesquier partes»
26-28.6.1580
Felipe II ha dado su visto bueno a las tropas. El ejército sale hacia Portugal ansioso de dar un buen susto al Prior de Crato, quien -por cierto- se había hecho nombrar rey por sus partidarios el día 20.
3.6.1580
Para conquistar Portugal, Felipe II ha organizado una fuerza expedicionaria formada por tres contingentes con los que lanzarse sobre el Prior de Crato y llegar hasta la mismísima Lisboa. La primera, la del Duque de Alba, será la más cuantiosa y avanzará desde Extremadura a través del Alentejo. La segunda, dirigida por Don Álvaro de Bazán, partirá desde Sevilla con órdenes de molestar lo máximo posible a los enemigos por mar. Finalmente, la tercera estará al mando del Duque de Medina Sidonia y debería ocupar el Algarve.
3.6.1580
El monarca, que ocho años después pondría al mundo patas arriba con la formación de la «Grande y felicísima armada», se maravilla ante la vista del ejército que avanzará sobre sus enemigos para hacer valer su derecho al trono. En su fuero interno, el cincuentón sabe queAntonio de Portugal -Prior de Crato- la ha montado buena tomando el poder en tierras lusas, pero espera poder tener el dominio de la región dentro de poco y conseguir así la ansiada unidad de la Península.
3.6.1580
En un día 13, característico por su mal fario en el calendario, Felipe II se desplaza a Badajoz para pasar revista al glorioso ejército que, al mando deFernando Álvarez de Toledo y Pimentel -III Duque de Alba- se dispone a invadir Portugal
8:34
Empezamos a contar los momentos previos a la batalla de Alcántara. Puedes comentar con nosotros la narración en @ABC_Historia
8:20
Sigue a partir de las 10:30 la narración en directo de la histórica batalla de Alcántara donde Felipe II y sus Tercios españoles conquistaron el reino de Portugal el 25 de agosto de hace 435 años
01.5.1580
Para tan delicada tarea, y ante la insistencia de la nobleza castellana, Felipe II rehabilitó al Gran Duque de Alba, que se encontraba en Uceda (Guadalajara) desterrado de la corte desde hace un año. A sus 72 años y encamado a causa de la gota, Fernando Álvarez de Toledo se puso al frente de una operación relámpago que terminaría en menos de ocho meses. Por el camino, el veterano general recuperó su celo en que las operaciones salieran sin la menor quiebra.
31.1.1580
Pero… ¿Por qué se había iniciado la batalla por la corona lusa? En la batalla de Alcazarquivir (1578) falleció Sebastián de Portugal, el instigador de una demencial incursión cristiana en África, y prácticamente la totalidad de la nobleza de armas lusa, entre muertos y prisioneros. Portugal quedaba herida de muerte y Felipe II, que había enviado tropas a Alcazarquivir al frente del militar y poetaFrancisco de Aldana, aprovechó el contexto para elevarse como el principal aspirante a la Corona. Pero no era el único candidato: —Felipe II era hijo de Isabel de Portugal, la hija mayor del Rey Manuel I (abuelo de Sebastián).
—Ranuccio Farnesio de Parma, de 11 años, hijo de la primogénita de Eduardo de Avís, el hijo menor del Rey Manuel I. Siendo Alejandro Farnesio –el padre de Ranuccio– sobrino de Felipe II y uno de sus principales generales, nadie defendió sus derechos.
—La Emperatriz María de Habsburgo, hermana de Felipe II.
—El Duque Manuel Filiberto de Saboya, el general victorioso de Felipe II en la batalla de San Quintín, era hijo de Beatriz de Portugal, la hija menor de Manuel I.
—La Duquesa Catalina de Braganza era la segunda hija de Eduardo de Avís.
—El Infante don Antonio, prior de Crato, era nieto por vía masculino de Manuel I, pero era hijo bastardo de Luis de Avís.
Con la muerte del Cardenal-infante don Enrique –senil y demasiado mayor para tener un hijo– se precipitó una carrera por el trono de Portugal que Felipe II no estaba dispuesto a perder. Había comenzado una guerra, y el «Prudente» hizo llamar a una buena parte de sus Tercios.
Ficha
Aquel bastardo que quería ser Rey. Hijo ilegítimo del duque Luis de Beja –hermano del Rey Juan III de Portugal– y de una hija de judíos conversos, don Antonio también fue capturado en la batalla de Alcazarquivir donde murió Sebastián I. A su regreso a Portugal, el prior de la orden de San Juan de Jerusalén reclamó el trono, pero las cortes portuguesas nombraron Monarca a su tío, el anciano cardenal Enrique. Don Antonio conspiró en las sombras para postularse como el heredero de Enrique, del cual nadie esperaba que tuviera descendencia, pero Felipe II presionó para que no se considerasen en serio sus aspiraciones al ser un hijo bastardo. Sin apenas apoyos entre la nobleza portuguesa –favorable al Rey de España–, el Prior de Crato se alió con Francia e Inglaterra para levantar un ejército. Confiando en que recibiría el apoyo popular, se autoproclamó Rey en su fortaleza de Santarem con el nombre de Antonio I, cuando las tropas españolas ya habían iniciado las operaciones militares.
4.8. 1578
Cuando en 1578 Sebastián I de Avís perdió la vida en una demencial incursión por el norte de África, Felipe II –emparentado con la dinastía portuguesa por vía materna– desplegó una contundente campaña a nivel diplomático para postularse como el heredero a la Corona lusa, que fue asumida brevemente por el Cardenal-infante don Enrique hasta su muerte. «El reino de Portugal lo heredé, lo compré y lo conquisté», aseguraría Felipe IIaños después. El rey prudente contaba con el apoyo de buena parte de la nobleza portuguesa y el beneplácito de las potencias europeas (más bien resignación), pero el levantamiento popular promovido por Antonio, el Prior de Crato, hijo bastardo del infante Luis de Portugal, obligó al Imperio español a iniciar las operaciones militares.
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